• 7 verdades

    Hoy no escribí un poema, sino una reflexión y ojalá a algunos les guste. Cuando te sientas triste o sientas que nadie te va a querer, recuerda estas siete verdades:

    1 – Puedes ser amado(a). Hay alguien que te ama o te amará.
    2 – Eres valioso(a) justo así como eres, sin necesidad de cambiar nada.
    3 – No necesitas la aprobación de tu ex para ser importante.
    4 – No necesitas la aprobación de tus papás, de tus maestros, de tus patrones, de la iglesia, de la sociedad, para ser valioso(a).
    5 – No necesitas estar en una relación para sentirte a gusto y a salvo.
    6 – Una relación romántica es una opción. No necesitas una pareja para estar completo(a).
    7 – Tienes el poder de cambiar tu vida a través de tus propias decisiones.

    ¡Quiérete!

  • Vengo por mis besos

    Vengo a recoger mis besos.

    No. No me hables.

    Solamente devuélveme mis besos,
    que vengo por todos:

    Los que te di cuando estaba enojado;
    Los que te di cuando estaba contento;
    Los que te di en el parque, en el cine, en la calle, en mi coche, en el tuyo, en la casa de tus papás, en la casa de los míos, en nuestro departamento, en la playa de vacaciones, en el autobús y en el avión…
    Los que te di cuando hacíamos el amor…
    ¡Sobre todo los que te di cuando hacíamos el amor!

    No, no discutas,
    que esos besos son míos;
    yo los hice, me pertenecen,
    y ahora te toca entregarlos.

    No te guardes ni uno solo.
    entrégamelos todos.

    No es que piense gastarlos en otro lado,
    solamente pienso conservarlos
    para recordarte siempre.

    Y te aviso
    de una buena vez
    que otro día
    regreso por mis caricias,
    para que me las tengas listas.

  • No me llevaste contigo

    No dejé de ser yo cuando te fuiste.

    Lograste llevarte algunas cosas, pero no pudiste arrancarme de mi mismo…

    Quizás mi felicidad se fue contigo por un tiempo,
    aunque ahora ya ha vuelto.

    Te llevaste mi sonrisa, unos cuantos poemas y algunas ilusiones.

    Pero te informo que la sonrisa ya está aquí conmigo
    y que ya tengo nuevos poemas e ilusiones.

    Algunos de “nuestros” amigos
    resultaron ser más tuyos que míos…
    Quédatelos. Ya no me hacen falta.

    Con todo lo que te llevaste
    no pudiste arrancarme
    ni mi esencia,
    ni mis talentos,
    ni mi manera de ser.

    Sigo siendo un albatros en vuelo,
    aunque ya no puedas verme.

  • La olvidó…

    Se cansó de esperarla
    por las noches,
    antes de quedarse dormido
    pensando en ella.

    Se cansó de esperarla
    por las mañanas,
    cuando al despertar
    ella era lo primero
    que le venía a la mente.

    Se cansó de esperarla
    junto a esa taza de café
    preparada justo como a ella le gustaba,
    pero que jamás ella tomaría.

    La esperó.

    Pero ella no estaba
    en esas largas caminatas
    por el parque
    los sábados en la mañana,
    cuando él trataba de sonreír
    a los niños que lo veían
    y le preguntaban a sus madres
    porqué ese señor estaba triste.

    Ella no estaba
    cuando él se sentaba
    en esa banca junto al lago
    y los patos venían a comer el pan
    que ahora solamente él les daba.

    Ella estaba solamente
    en esos sueños recurrentes de cada noche
    que terminaban cuando él
    abría los ojos
    llenos de lagrimas
    para encontrarse solamente con un cuarto vacío.

    Y un buen día
    ya cansado de esperarla,
    la olvidó.

    No tuvo que venir nadie más.

    No fue un momento súbito
    ni una revelación divina.

    Simplemente se levantó un día
    y ella no fue el primer pensamiento recurrente.

    Se levantó pensando en el lavabo que goteaba,
    en la cuenta que había que pagar,
    en el bono del trabajo,
    en fin…
    en las cosas generales de la vida.

    Simplemente se fue a dormir un día
    pensando en ir al cine al día siguiente,
    recordando la novela que estaba leyendo,
    y soñando con ir a Roma.

    Y un día, cuando por casualidad pensó en ella
    se dio cuenta de que ya no recordaba el sonido de su voz,
    ni el ruido de su risa,
    ni como se veían sus ojos por la mañana
    después de haber pasado la noche haciendo el amor.

    Apenas recordaba su nombre,
    y que había pasado un tiempo por su vida.

    Y la vida,
    contra todo pronóstico temprano,
    siguió sin ella.

  • Y llegó ella…

    Conocí a alguien más
    ¿sabes?
    después de que te fuiste…

    Alguien a quien también le gusta
    mezclar lo dulce con lo salado
    en el mismo plato…

    Alguien que se ríe de mis chistes
    y me hace sentir importante.

    Alguien a quien le gusta
    que le cante canciones con mi guitarra
    y que me abraza cuando vamos
    caminando por la calle.

    Alguien que me pide poemas y dibujos
    y me deja notas escritas con lápiz labial
    en una servilleta
    sobre la estufa, en la cocina.

    Alguien a quien no le molesta que ronque
    y que me despierta a besos y sonrisas
    los domingos por las mañanas.

    Conocí a alguien
    que se porta dulce y amable conmigo.

    y… ¿sabes?
    después de
    pasar tiempo con esa persona,
    ya no le veo ningún caso
    a recordar lo que tú y yo tuvimos.

  • Ya nos conocíamos…

    Reconoció mi alma a la tuya
    apenas nuestros labios se tocaron…

    Venían, nuestras almas,
    de vivir aventuras
    y desventuras
    juntos
    en otras vidas,
    en otros mundos.

    Y ya estaba mi espíritu
    enamorado del tuyo
    desde eras anteriores.

    Y los ingenuos dijeron
    que había sido
    un “amor a primera vista”.

    Pero lo nuestro fue
    un amor recordado y recuperado
    desde edades ancestrales.

  • No pides tanto

    No estás pidiendo tanto,
    si quieres que te dediquen un detalle bonito,
    aunque no sea ninguna fecha especial.

    No estás pidiendo tanto,
    si esperas que contesten tus mensajes pronto,
    o que te manden, de vez en cuando,
    un mensaje que ellos mismos empiecen.

    No estás pidiendo tanto,
    cuando quieres que te dediquen
    unos minutos del día,
    aunque haya mucho trabajo.

    No estás pidiendo tanto,
    cuando quieres que te hablen bonito,
    que te abracen y besen sin razón
    y que te digan que te aman
    una y otra y otra y otra vez.

    No estás pidiendo tanto,
    cuando esperas que te digan “gracias”
    por el trabajo que has hecho
    o cuando les dedicas algún cumplido.

    No estás pidiendo tanto,
    cuando esperas
    que te digan TODA la verdad.

    No pides tanto.
    Quizás, más bien…
    es que estás con la persona equivocada.

  • Un beso en un campo de golf

    Fue en noviembre,
    ¿te acuerdas?
    En un campo de golf a la mitad de la nada.

    Yo venía de pelear mil batallas internas,
    tú comenzabas a maravillar mi mundo
    con tu sonrisa,
    tu cabello largo,
    y con tu mirada coqueta,
    atrás de tus lentes redondos.

    Yo me quejaba de algo
    y tú sólo sonreías.

    Bajaste la cabeza
    para mirarme por encima de tus lentes,
    en esa forma tan coqueta
    que tienes para reñirme
    cuando no entro en razón.

    “¿Tan difícil es estar en paz
    con el mundo?”
    preguntaste.

    Nunca pude contestar
    y a la fecha
    no he podido contestar.

    Porque no esperaste mi respuesta.

    Riendo, te acercaste
    y me besaste.

    Fue nuestro primer beso.
    Fue rápido y ruidoso.
    E hizo explotar universos enteros.

    Me miraste divertida,
    asombrada de tu atrevimiento
    y divertida con mi asombro.

    “¿Compartimos otro beso?”
    preguntaste finalmente 🙂

  • Ya no…

    Dejó de doler la herida
    que me hiciste,
    aunque la cicatriz, queda…

    Dejó de espantar tu fantasma,
    aunque a veces,
    todavía se pasea por la sala…

    Dejaste de ser pasado en carne viva
    y pasaste a ser pasado enterrado…

  • Llegaste

    Nos conocimos en el borde
    del precipicio
    de la perdición de mi vida.

    En la oscuridad,
    me rodeaban los aullidos de los lobos
    y los gruñidos de los chacales.

    No creía que volvería a ver la luz del sol
    y el calor de sus rayos
    se antojaba como un recuerdo
    que jamás regresaría.

    Llegaste blandiendo una espada de fuego.

    Traías la mirada llena de esperanza
    y tu sonrisa prometía mañanas nuevas,
    soles renovados
    y noches de lunas llenas.

    Llegaste
    cuando ya se había ido toda la esperanza,
    cuando ya no quedaban fuerzas en mis brazos,
    y al darme una nueva razón para vivir,
    llenaste mi espíritu de nuevos bríos.

    Hoy caminamos juntos
    tomados de la mano
    hacia un día nuevo,
    cargado de flores, promesas y esperanzas.

  • Las flores de mi jardín

    Fue duro
    pasar la última página
    de este capítulo,
    sabiendo que ya no estarías
    en el siguiente.

    Pero este libro que es la vida
    se lee solamente una vez.

    Este día, se vive solamente una vez.

    El sol que salió esta mañana
    no volverá a salir jamás igual
    y el perfume que aspiré hoy
    de las flores de mi jardín
    no volverá a existir nunca más.

    Y yo no estoy
    para recordar
    capítulos anteriores,
    (mucho menos
    los que acabaron mal),
    cuando la vida,
    increíble y generosa,
    me sigue dando
    maravillosas páginas blancas
    para escribir mi vida cada mañana.

  • Escribir, para vivir

    Para dejar de sobrevivir
    y comenzar de nuevo, a vivir,
    comencé a escribir.

    Para olvidarte
    escribí líneas de odio y de rencor,
    líneas de amor y de perdón,
    líneas de pasión,
    líneas de recuerdos,
    tomos enteros
    de fantasías sexuales,
    y varios textos
    elegantemente llamados
    “poesías”
    de los cuales,
    quizá alguno sea
    medianamente bueno.

    Y con cada letra que escribía,
    fui sacando poco a poco
    tu insoportable presencia
    de mi ánimo.

    Goteaste fuera,
    letra a letra,
    hasta que logré sacarte entera
    de mi corazón y de mi espíritu.

    Y hoy escribo
    simplemente para asegurarme
    que no regreses.