No dejé de ser yo cuando te fuiste.
Lograste llevarte algunas cosas, pero no pudiste arrancarme de mi mismo…
Quizás mi felicidad se fue contigo por un tiempo,
aunque ahora ya ha vuelto.
Te llevaste mi sonrisa, unos cuantos poemas y algunas ilusiones.
Pero te informo que la sonrisa ya está aquí conmigo
y que ya tengo nuevos poemas e ilusiones.
Algunos de “nuestros” amigos
resultaron ser más tuyos que míos…
Quédatelos. Ya no me hacen falta.
Con todo lo que te llevaste
no pudiste arrancarme
ni mi esencia,
ni mis talentos,
ni mi manera de ser.
Sigo siendo un albatros en vuelo,
aunque ya no puedas verme.
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