Esa noche…

Aquella noche,
aunque estabas desnuda,
vestías de luces y de fuego.

Brillaban en tus ojos
promesas
de pasión y eternidad.

Bañaba tu pubis
el manantial de tu deseo,
que entonces
nos parecía eterno.

Bailaban, eróticas,
tus manos
dibujando universos
sobre mi piel desnuda.

Apresaban tus labios
mi sexo,
duro y erecto,
buscando extraer el néctar
que gustosa bebías.

Jugaba tu lengua,
recorriéndome completo.

Bailábamos juntos
lo que pensábamos que era
un baile eterno
de amor y de deseo.

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

Un blog de poesía romántica y erótica