Ya habías sido mía
antes de desnudarte…
en mis fantasías,
y también en las tuyas.
Ya habías sido mía
antes de desnudarte para mí,
en tus miradas seductoras,
y en tus labios
que, coquetos,
sabían contornearse
de manera especial
para provocar mi deseo.
Ya habías sido mía
antes de desnudarte,
cuando me tomabas de la mano,
como no queriendo,
al caminar por la calle,
y también en ese beso furtivo
que me diste
antes de etiquetarnos
como “amantes”.
Ya habías sido mía
sino en obra,
sí en pensamiento y fantasía.
Y ese vestido negro
que te quité aquella primera noche,
ya se había deslizado
más abajo de tus piernas
mil veces en tu fantasía
antes de que lo hiciéramos realidad.
Ya habías sido mía
y el día que me derramé dentro tuyo
(mientras me gemías al oído)
simplemente terminamos el trámite
que nuestros corazones habían iniciado
varios años antes.
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