Carta

A quien fue un gran amor,

Sirva la presente para contestar esos mensajitos que me hiciste llegar al teléfono (qué poco romanticismo; yo en cambio, escribo a mano, en papel y con pluma fuente. Pero divago…) indicando que sentías una gran confusión y que querías tomarte un tiempo.

Mi respuesta es:

¡Claro! Tómate el tiempo que necesites. Es más, tómate toda la vida. Ésta, y las que pudieran seguir.

No me llames, ni me escribas, ni me busques más.

Verás, esos “tiempos” normalmente ya tienen nombre y apellido; ya se tomaron, en el mejor de los casos, algunos besos, y en otras ocasiones, mucho más.

Y yo… Yo necesito una pareja que me quiera con rabia, enjundia y fanatismo. Una persona que tenga miedo de perderme y que me cuide como su mayor tesoro.

Porque así es como yo sé querer y no quiero, ni merezco menos.

Les deseo la mejor de las suertes, a ti y a “tiempo”. (Y por favor, no regreses cuando las cosas, por alguna razón, no hayan funcionado entre tú y tu “tiempo”).

Cordialmente,

Julio

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