Hay días en los que no se puede escribir.
Duelen demasiado las ausencias
y las letras se escabullen entre las dolencias.
Imposible escribir algo romántico,
mucho menos erótico…
Pero tampoco está uno
para sumergirse en la eterna lástima.
Hay días en los que no se puede escribir,
ni pensar,
ni comer,
ni siquiera levantarse de la cama o vestirse.
Pero la vida no sabe ir p’atrás,
solamente pa’delante,
y pa’delante tenemos que ir,
y más vale ir de buena cara
y corriendo,
con la cabeza en alto,
y sonriendo,
que adelante nos esperan nuevos abrazos
y besos aún más excitantes…
Leave a Reply