Nos quedó a deber la vida
esa última noche juntos
en ese hotel de Monterrey
que me prometiste.
Esa última noche
en la que íbamos
a hacer el amor
en el balcón,
mirando la ciudad.
Ya tenía yo planeada
la lencería que te pondrías
y cómo te iría quitando
cada prenda
mientras iba llenando
de besos las áreas
descubiertas.
Ya tenía yo planeado
colocarme entre tus piernas
y degustarte
hasta sentirte llegar
en la punta de mi lengua.
Ya me había yo visualizado
limpiando con mis besos
el sudor de tu piel
después de tus orgasmos,
ahí, en ese balcón
del hotel de Monterrey.
Pero la vida da y quita,
y a mi me tocó
que me arrancaran de tu lado.
Y no me quejo.
Ahora tengo otros hoteles
en otras ciudades
con otras personas.
Simplemente, esta mañana,
se me ocurrió recordar
esa hipotética noche,
en ese balcón,
en ese cuarto de hotel
en la ciudad de Monterrey.
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