A mí no me mandes un mensaje de texto que diga “Buenos días”.
A mí ven, y hazme los días buenos con tus caricias,
mientras fabricamos una mañana memorable.
A mí no me pongas un mensajillo que diga “muchos besos”.
Yo quiero tus besos aquí y ahora, con la urgencia de nuestra pasión,
con la humedad de tu deseo.
Y sí, si quiero muchos.
Es más, la palabra “muchos”
se queda corta
cuando pienso en todos los que te daré
y todos los que tomaré.
Y es que no todos los días
sirvo para el amor a distancia, mi cielo.
Hay veces (y son muchas) en que mis ansias
reclaman con urgencia tu presencia
para darme todo eso
que a veces me prometes por mensajes.
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