¿Y qué tal si todavía hay un “mañana por la mañana” para nosotros?
¿Qué tal si todavía nos quedan algunos amaneceres juntos?
Mañanas de despertar juntos, abrazados, desnudos, cansados de habernos hecho el amor toda la noche y de haber consumido nuestros cuerpos, nuestros deseos y nuestra sed hasta que saliera el sol.
¿Qué tal si aún hay en nuestro destino un otoño, de lentas mañanas, para querernos y amarnos? ¿Un otoño de cafecitos de olla, de panes de concha, y de besos con frío, junto al fuego de la cocina?
Si aún tenemos reservadas algunas mañanas de caminar abrazados, mirando al sol y a mi perro correr adelante de nosotros… si aún tenemos algunas de esas… ¿te animarías a vivirlas conmigo?
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