Me preguntas
“¿Por qué no podemos volver?”
¡Qué terquedad!
Porque nadie cruza el mismo río dos veces…
Aunque un hombre vuelva al mismo punto,
ése, ya es otro río,
ya otras aguas lo recorren;
ya jamás será lo mismo.
La botella de vino
que tú y yo éramos,
la tiraste al piso
y ahí se rompió…
Ya no podemos volver al suelo
a intentar beberlo.
Lo dejaste pasar…
apostaste en mi contra
y yo seguí adelante.
No se puede apostar por ningún caballo
cuando ya la carrera ha terminado.
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