Comenzaré a plantar un jardín nuevo
el día que esté convencido de que te he olvidado.
El día que ya no recuerde lo que se sentía
pasar las yemas de mis dedos por la piel suave de tus piernas
subiendo, hasta colarme dentro de tu falda
para echar a un lado tus bragas
y sentir en mis dedos la miel de tu sexo…
El día que ya no me estremezca al recordar
cómo se sentían esos pocos vellos cortitos
que habías recortado para mí
y que raspaban mis dedos
cuando los pasaba
recorriendo la humedad que guardabas
entre tus piernas…
Cuando no me pierda
recordando tu sonrisa coqueta,
ni la forma en que entrecerrabas tus ojos
cuando estabas llena de deseo…
Cuando no te añore sobre mí,
de cuclillas,
subiendo y bajando despacio
sobre mi sexo
con esa sonrisa que reservabas
para nuestros momentos más perversos…
Cuando no tenga el cerebro
inundado de recuerdos;
el corazón,
ahogado de congojas;
el deseo desolado
por tu ausencia…
me encargaré de llenar ese jardín
de flores nuevas
que no llevarán pintado tu rostro
en cada pétalo…
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