Me dijeron que el duelo, el dolor y la aflicción,
son los recuerdos del amor;
que son las medallas que, orgulloso, debo portar con honor
para mostrar al mundo y probarles a todos
que amé, o que me amaron.
Yo no creo que el amor de verdad traiga dolor.
Creo que el amor de verdad
no es de temporadas, sino eterno,
no tiene que regresar a ti, porque jamás te deja,
no tiene que limpiar tus lagrimas, porque no te hace llorar.
Pero tampoco creo que el amor de verdad
nos llega a todos.
No creo que todos encontramos a quien amar,
y que nos ame de regreso.
Amaremos algunas veces…
y nos amarán en otras…
Creo que son pocos, y afortunados,
los que encontrarán el amor de verdad,
el que sabe dar pero también recibir,
el que tolera, perdona y acepta,
y no espera menos de su contraparte.
Y si tú has encontrado un amor así,
exprímele hasta el último momento de felicidad
llénate de él
y vívelo intensamente,
como si creyeras que mañana
ya no será más…
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