Tus ojos… en la luna,
Tu sonrisa… en las estrellas,
Tus besos… en el deseo de cada día,
Tus piernas… en las medias que se quedaron en el cajón,
Tus senos y tu cadera… en los huecos de mi cama…
El inoportuno fantasma de tu recuerdo me atormenta
en todos los objetos y en todos los pensamientos de mi triste vida.
Aún así, no esperes una llamada mía.
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