Pronto, muy pronto, a la vuelta de la esquina…

El amor no me hizo daño,
porque el amor no daña.

Me hiciste daño tú,
que no sabías
cómo amar.

Porque si de verdad
me hubieras amado
y hubieras sabido amar,
no te habrías ido.

Las personas que se aman,
siempre encuentran la manera
de arreglar las cosas.

Yo quería que me quisieras
como si no hubiera
ninguna otra opción,
porque para mí
tú eras la única opción.

Quise besarte y te besé,
quise cogerte y te cogí,
quise amarte y te amé
pero quise que me amaras
y no lo logré.

Porque no se puede mandar en el corazón de otros.

Y ahora no podría volver
aunque toda mi alma lo deseara.

Como ya he dicho antes:
no se puede beber vino
de la botella
que rompiste
contra el piso.

Y ahora sé
que encontraré el amor
en otros labios
y que otros ojos,
más brillantes que los tuyos,
me esperan,
ahí,
apenas a la vuelta
de la siguiente esquina.

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