No llega nunca el olvido…
Se evade siempre,
hasta el siguiente día,
hasta el siguiente recuerdo.
No llega nunca el olvido.
Promete redención y consuelo;
días más soleados y tardes más calientes;
y amores nuevos,
más fuertes y más grandes.
Pero se tarda en llegar.
Invariablemente,
pide un poquito más de paciencia.
Latinoamericano, al fin,
promete un “al ratito”, un “ya merito” o un “ahoritita”
y se va dilatando,
como se dilata
el paso de una vida sin ilusiones,
ni consuelo.
No llega nunca el olvido.
Acaso llegue
tomado de la mano de la muerte
cuando ya no quede nada por vivir,
y poco por sonreír.
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