Me hubiera gustado verte hoy,
para contarte las últimas aventuras de mi perro, ElSolo,
(aunque nunca te cayó bien, mi perro),
para contarte las nuevas ocurrencias de mi jefa
que seguramente te hubieran puesto celosa;
para quejarme de los vecinos y de la oficina,
simplemente para que me callaras
con uno de esos besos, que sonriendo, sabías dar.
Pero no estabas, otra vez, cuando llegue a casa,
como no has estado en los últimos dos meses…
seguía tu llave sobre la mesa, donde la dejaste,
cuando te fuiste, enojada, y casi tumbando la puerta.
Y nos sentamos en la sala, ElSolo y yo
llorando callados, a extrañar tus sonrisas y tus besos…
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