Estuve hundido
en el fango más oscuro
del destino.
Solo,
tuve que recorrer
las antesalas más terribles
del infierno.
Cuántos
hubieran querido verme
derrotado y vencido.
Felices
habrían festejado
mi martirio.
Para su desgracia
tengo el alma fuerte
y el corazón valiente.
Si mil veces rompieron
mi voluntad,
un millón de veces se recuperó
para regresar peleando.
No hay infierno que me detenga
ni castigo que me doblegue.
Contra toda la voluntad de mis enemigos,
camino con la frente en alto
sin perder de vista mi objetivo
y adelante
sigo mi camino.
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