Enséñame a quedarme,
enséñame a entender
que mi hogar
está en donde quiera que reposes la cabeza.
Enséñame a hacer
de tus besos, mi hogar;
de tu sonrisa, mi refugio;
de tus ojos, mi sol…
Enséñame a no añorar
otros puertos,
otros mares,
otras naves…
Enséñame
a despedirme del camino del viajero,
a sentar cabeza,
y a quedarme donde tus manos
construyen nuestro futuro
un día a la vez,
con tus caricias y con tu trabajo.
Enséñame a que ya
no hay nada para mí,
más allá de las colinas de tus pechos,
más allá del valle de tu pubis,
más allá de los colores pálidos de tu piel.
Enséñame a quedarme
contigo
para siempre…
Leave a Reply